prueba pati pagina

503 Error

Sorry, that didn’t work.
Please try again or come back later.

503 Error. Service Unavailable.

Seminario de Estudios sobre Narrativa Caballeresca

Axayácatl Campos García Rojas, Axayácatl Campos García Rojas

Contacto : axa1968@hotmail.com

Proyecto: Lectura caballeresca de El Vasauro de Pedro de Oña

Proyecto PAPIME PE234567

Terrorismo y genocidio del Estado de Israel *

RUBÉN DRI

 

“DAVID VENCIÓ TAMBIÉN a los moabitas; les hacía tender en tierra y los medía con un cordel: dos cordeles, a los que eran destinados a la muerte y un cordel, a los que perdonaba la vida. Los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaron contribuciones” (2 Sam 8, 2).

Según las noticias que nos inundan vía periódicos, canales de televisión, radio, comentarios de periodistas “imparciales”, entre el Estado de Israel y Gaza se está desarrollando una terrible guerra con el saldo hasta el momento, por parte de Gaza, 940 palestinos muertos, entre ellos 277 niños y 4 350 heridos, además de la destrucción por bombardeos a mansalva de mezquitas, farmacias, casas de familia, colegios, universidades, hospitales, orfelinatos.

Por parte del Estado de Israel, 13 soldados muertos y unos 150 heridos.

¿Cómo puede llamarse eso una guerra? No hay tal.

Lo que sí hay es una masacre terrorista y genocida, porque de lo que se trata no es de vencer a los combatientes de Hamás, la avanzada del movimiento de liberación palestino, sino la destrucción del pueblo palestino, o en todo caso su completo sometimiento al Gran Israel.

En efecto, Livni, la siniestra ministra de relaciones exteriores del Estado de Israel, afirmó el 27 de diciembre de 2008 que “Israel no atenderá  llamadas a la tregua por parte de Hamás porque es un grupo terrorista”, y al preguntársele por la situación humanitaria de Gaza, respondió cínicamente” todo está como debe ser”.

La política del Estado de Israel, desde su nacimiento en 1948, por decreto de las potencias occidentales para limpiar su culpa en el genocidio que los nazis habían perpetrado contra el pueblo judío, fue de aniquilación o pleno sometimiento de los palestinos, el pueblo originario de la tierra que desde el siglo XI  A. C., debido a los filisteos –pelistin – lleva ese nombre.

Ehud Olmert, sucesor de Ariel Sharon, ha seguido la misma política de este último, implantación de nuevas colonias judías en los territorio ocupados, a pesar de las resoluciones de las Naciones Unidas, la ampliación del muro de la vergüenza, que hace de la Cisjordania una verdadera cárcel y la completa oposición a la devolución de Jerusalén Este.

La filosofía del Estado de Israel es la que abiertamente proclamó Sharon ante el Parlamento, el 4 de febrero de 2002: “Los palestinos deben sufrir mucho más hasta que sepan que no obtendrán nada mediante el terrorismo. Si no sienten que han sido vencidos, no podemos regresar a la mesa de negociaciones”. Comenta la Biblia que el rey David consagró a Yavéh el oro y la plata “de las naciones que él había sometido: Aram, Moab, los amonitas, los filisteos, Amalec” (2 Sam 8, 12).

Sharon, Olmert o quien sea que esté al frente del Estado de Israel, hace en el siglo XXI la política que otrora hiciera el rey David, o sea, dominar a los pueblos vecinos, en este caso los palestinos, someterlos y sólo entonces sentar a la mesa de “negociaciones”, como si el vencido pudiese negociar algo.

Para que todo esto quede, si es posible, más claro, leamos lo que nos ha dicho Dov Weisglas, hombre de confianza de Sharon y negociador en la administración Bush, el 8 de octubre de 2004: “El significado de lo que hemos acordado con los americanos es la congelación del proceso político.

Y cuando se congela ese proceso, se impide el establecimiento de un Estado palestino y la discusión sobre los refugiados, las fronteras y Jerusalén.

Todo el paquete conocido como Estado palestino ha sido eliminado de nuestra agenda indefinidamente ”.

No podía ser de otra manera, en la medida en que el proyecto de siempre, desde el inicio, de los fundadores del Estado de Israel fue siempre el Gran Israel que debía abarcar todo el territorio palestino, previa expulsión, eliminación y sometimiento del pueblo originario, o sea, el palestino. En efecto, decía en una carta a su mujer, el 5 de diciembre de 1937, que “planeaba organizar un ejército de primera y utilizar la coerción o la fuerza para absorber toda la extensión del país ”.

Si tenemos en cuenta esto, ¿qué suerte debe correr Gaza? Debe ser absorbido por Israel. El problema es que Gaza tiene la voluntad de resistir esa absorción y lo hace con la voluntad de todo el pueblo que elige a Hamás para que lo dirija en esta resistencia sin claudicación.

Israel aplica políticas muy conocidas en la antigüedad bíblica y prebíblica, pues fueron aplicadas por los babilonios, los asirios, los egipcios y por el rey David. El modelo de esas políticas fue creado por los asirios (siglo VIII A. C.). Comprendía tres etapas: en la primera, se imponía un tributo al pueblo vencido; en la segunda, se desmembraba el territorio, y en la tercera directamente se lo sometía y se deportaba a los dirigentes.

El modelo admitía variaciones y supresión de etapas.

El Estado de Israel aplica de manera especial la segunda y la tercera etapa, desmembración del territorio, sometimiento y deportación. Ésta última no se hace por decreto sino por la fuerza de la represión. Pero en realidad, perfeccionaron la política siria, porque en lugar de la deportación prefiere la eliminación lisa y llana.

A todo esto ¿qué es Gaza en estos momentos? ¿Un campo de concentración? ¿Un gheto? ¿Una cárcel? ¿Cuántas atrocidades debe cometer todavía el ejército de Israel para dar por terminada esta “guerra”? Espanta ver fotos por un lado de niños, mujeres y pueblo en general destrozados y, por otra, militares israelíes que festejan sus “hazañas”. Algo parecido sucedió una vez entre los nazis y los judíos, pero ahora son éstos los que se parecen a los nazis, y los habitantes de Gaza a los judíos.

El Estado de Israel ha empleado bombas prohibidas de fósforo blanco; abatido a mujeres cuando abandonaban sus casas portando banderas blancas; médicos y enfermeros fueron baleados cuando trataban heridos; han impedido que ambulancias atendieran a niños hambrientos que esperaban auxilio sobre los cadáveres de sus madres.

Hace unos días leí un artículo de un rabino que, tratando de justificar lo injustificable, es decir, el genocidio que está realizando el Estado de Israel, afirmaba que Gaza no es Auschwitz.

Efectivamente, no lo es, pero se le parece, porque la crueldad y sangre fría con la que el ejército israelí destroza hospitales y asesina mujeres y niños, porque “los palestinos deben sufrir mucho más”, nos hacen recordar demasiado a los nazis.

Hablar del Estado de Israel no es hablar de los judíos, como condenar el imperialismo norteamericano no significa condenar a los norteamericanos.

Dicho esto, queremos honrar a los movimientos judíos, de los que no tenemos demasiada información, que, desde el interior del monstruo resisten su política genocida. Son los auténticos descendientes de las tribus que a la muerte de Salomón, se enfrentaron con el sucesor Roboam, que pretendía aumentar la opresión tributaria:

“¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡A tus tiendas, Israel! (1 Re 12, 16). El verdadero Israel fue siempre el Israel de las tribus. David no perteneció a ese Israel. Los jefes de las tribus lo expresan claramente.

David nunca perteneció a las tribus, sino que las dominó y estableció su propia política imperial. Por ello, el Estado de Israel debiera llamarse Estado davídico, o Estado de Judá.

Los judíos que guardan la memoria del Israel de las tribus y de los profetas, hoy se levantan contra la política genocida y terrorista del Estado de Israel y participan con todos los movimientos de liberación.

 

Buenos Aires, 14 de enero de 2009.

*Publicado en Metate. Periódico de la Facultad de Filosofía y Letras.

UNAM: Año IV. Número 27. Febrero de 2009